Este puede bien ser el caso de mi amigo Mateo, el chico que hizo un pedido para mis agujas, y del cual resultó un chal para su madre.
En esto me he llevado buena parte del verano. Ha sido toda una experiencia, y diversas proezas.
Les comparto un poco del proceso, en menos palabras y más imagenes.
Cuando llego la hilaza de bambú
Salud a las buenas puntadas. Unos vinitos alentadores |
Probando probando, un dos tres.
Progreso, lento pero seguro. Y recalco que fue muy lento
Pequeños detalles finales.
Ya acabado el chal, formado y envuelto, he olvidado tomarle la panoramica. Así que el resultado final queda pendiente para mi próximo chal, este si para uno muy mío.
Hasta la siguiente colección de puntadas.
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